De casa del pueblo a alojamiento rural

Recuerdo mi infancia en la casa del pueblo, mis padres nos mandaban con mis abuelos después de San Juan y nos pasábamos allí todo el verano. Julio era tranquilo, cada uno tenía su habitación, incluso sobraban habitaciones, pero al llegar agosto la locura empezaba. Los niños acabábamos durmiendo en colchones en el comedor y la casa estaba hasta la bandera.

patos

Al llegar septiembre la casa se quedaba vacía, y todos deprimidos volvíamos a la ciudad. Creo que sabéis de lo que estoy hablando… ¿has pensado alguna vez lo dejo todo y me voy al pueblo? Creo que en algún septiembre todos lo hemos pensado. Todos hemos querido ser el pato amarillo que decide volver al pueblo.

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